escribir para vivir, vivir para vivir

En este espacio verde encontraras mis escritos; pertenecen a diferentes epocas y se apoyan en experiencias incluso contradictorias. Los inserto en un orden aleatorio y solo si me parecen vivos, si los veo llenos de emoción; si siento que sus conflictos y felicidades son capaces de aportar una mirada diferente y sus letras merecedoras de un breve instante en la pantalla. Es mi sentimiento, opinarás tu lo mismo?, nos vemos un cordial abrazo Ciriaco Yáñez.

Ciriaco Yáñez
Un camino hacia el cielo
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email: ciriacoyanez@gmail.com
telf (0034) 976214855
06.Zaragoza.España

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lunes, 30 de junio de 2008

erotica ciriaco hace veinte años



En aquella mesa una pareja, ni joven ni vieja, miradas de cansancio, de hastío, ni el odio ni la pasión les anima.
Ceden la comanda a la iniciativa del sumiller, quien perplejo ante la situación retrocede hasta su cubil; en él reflexiona. ¿Quien no ha pasado una amarga velada producto de pequeñas desavenencias y malos entendidos?
Restablecido su ánimo, acomete la tarea con la mejor intención, va ha procurar levantar el ánimo con la complicidad de los ingredientes mágicos: mandrágora, cilandro, alcaravea, cantárida y jengibre obrarán el hechizo. El primer paso es propiciar el diálogo con un cálido ambiente y un esmerado servicio.
Un fino de Lustau que acompaña al pequeño aperitivo, de trufa negra sobre un manto de ibérico, anuncia la aldehala; la pareja, ya puesta sobre aviso, se muestra más receptiva, los aromas desprendidos reclaman su atención.
Aprovechando la oportunidad se presenta con unas ostras "fines de claire" en ensalada de milamores con una copa de Roderer Cristal; la precepción del vinagre de limón a la miel, las ostras y la complejidad del champagne continúan la labor que comenzó la trufa.
Se cruzan miradas de complicidad y se ríen los sobreentendidos. La duda le atormenta... ¿Se arriesga? Al fin se decide y sirve unos riñones de cordero con canela, menta, jengibre y un Mauro 92.
Al volver con el postre, una mousse de vainilla con frutas tropicales y un Tokay Oremus, descubre que la pareja se ha ausentado; sobre el mantel, el importe cumplido de la cena, amén de una suculenta propina. Maravillas de la cocina erótica.
Al día siguiente volvió, esta vez con su esposa, para ver si se producía un segundo milagro.

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